
Sin embargo, cuanto más intentemos asegurarlo todo y controlarlo todo a nuestro alrededor, en lugar de sentirnos más seguros, nos volveremos más asustadizos, porque nuestra autoconfianza también disminuirá. Protegiéndonos de los miedos, acabaremos por no poder hacerles frente y viviremos esclavizados por ellos, limitándonos al pequeño espacio de falsa seguridad que nos hemos creado y donde pensamos que somos libres de ellos.
Con ello limitaremos cada vez más nuestra vida y nuestras posibilidades, hasta que nos quedemos parados, asustados por el miedo a dar un paso que nos saque de nuestra zona de seguridad.
El problema radica, la mayoría de las veces en que hemos perdido tantaautoconfianza que ya no confiamos en nosotros mismos para enfrentarnos a situaciones que nos asustan, sean en el entorno que sean. Nos hemos limitado tanto que, ante cualquier intento, la ansiedad nos invade y nos vemos obligados a volver atrás para no sentirla. Para evitar esto y volver a recuperarla poco a poco, puedes enfrentarte a situaciones que te asusten y que no tengan ninguna importancia en tu vida, como, por ejemplo, realizar algún deporte de aventura o incluso montar en una montaña rusa.
Gestos tan simples te ayudarán a ganar autoconfianza, y ello se reflejará en el resto de áreas de tu vida. Enfréntate a aquello que crees pequeño y sin importancia y comprobarás cómo se producen en tu vida grandes cambios.